La nutrición en la infancia influye en el desarrollo físico y cognitivo de los niños y las niñas. Una alimentación adecuada asegura que alcancen su máximo potencial y disfruten de una buena vida. 

Por Santiago Cárdenas

Alimentación
balanceada

La niña o el niño es amamantado y recibe una alimentación balanceada.
Sus padres se aseguran de
que obtenga los nutrientes esenciales para un crecimiento
saludable.

• Nace con un peso y una talla adecuados para su edad.
• Crece y se desarrolla de manera saludable.
• Buen estado físico y mental.
• Sistema inmunológico robusto.
• Comienza a caminar y a hablar.

Continúa con una dieta equilibrada que incluye frutas, verduras, proteínas y granos enteros.

• Demuestra curiosidad por el mundo a su alrededor.
• Es activo.
• Duerme bien.
• Buen desarrollo motor.
• Mejor rendimiento académico y adaptación.

Con una dieta rica en nutrientes, sigue creciendo, tanto en estatura como en capacidad cognitiva.

• Rendimiento académico sobresaliente.
• Demuestra energía en actividades físicas.
• Goza de buena salud.
• Óptima salud dental.
• Es sociable y tiene buena autoestima.

Durante esta etapa crucial del desarrollo, sigue consumiendo
alimentos nutritivos.

• Su capacidad de aprendizaje, habilidades sociales y resistencia física son notables.
• Se destaca en deportes
y mantiene un peso saludable.
• Autoestima positiva.
• Futuro prometedor

Alimentación
deficiente

No recibe una nutrición adecuada debido a la falta de recursos o conocimiento de sus padres.

• Puede experimentar retrasos en el desarrollo motor y cognitivo.
• Con propensión a enfermedades.
• Puede nacer con un peso y una talla por debajo de lo normal.
• Puede crecer y desarrollarse de manera lenta y deficiente.
• Puede tener un estado físico y mental más vulnerable.

La alimentación inadecuada continúa, y puede mostrar un crecimiento más lento, sufre de anemia y lucha por alcanzar hitos de desarrollo importantes, como caminar y hablar.

• Come de forma irregular
y poco variada.
• Duerme poco.
• Desarrollo motor más lento.
• Crecimiento más lento.
• Dificultades para aprender.
• Comportamiento apagado.

Dieta pobre en nutrientes y carbohidratos vacíos.
Experimenta dificultades en la escuela y problemas de salud como caries, debilidad ósea y bajo peso.

• Problemas dentales.
• Características como timidez
y soledad.
• Baja autoestima.
• Mayor inclinación a la
depresión y la ansiedad.
• Dificultades en el colegio.

Con una nutrición insuficiente, el niño o la niña enfrenta graves obstáculos.

• Su estatura puede ser considerablemente
más baja.
• Puede tener dificultades en el aprendizaje.
• Evidencia inseguridad y su salud general es frágil.
• Puede tender a la dependencia y la frustración.
• Desarrollo social más lento.
• Futuro incierto.

Las niñas y los niños con buena alimentación tienen más probabilidades de crecer y desarrollarse de manera saludable, tener un buen rendimiento escolar, ser felices y disfrutar de la vida. Mientras que quienes no cuentan con una alimentación adecuada pueden tener problemas de salud, dificultades en el colegio y un futuro más incierto. 

Según Paula Escobar, directora de la Fundación Éxito, los primeros mil días de vida son determinantes para el futuro de un niño porque en ese periodo, que va desde el embarazo de la madre hasta los dos años del bebé, se desarrollan el 95 % de las conexiones neuronales. Así que garantizar una nutrición adecuada en esta etapa es una inversión a largo plazo en su salud. 

Adicionalmente, la leche materna constituye el alimento más completo que ofrece la naturaleza porque contiene proteínas, grasas saludables, minerales y vitaminas fundamentales para su desarrollo físico y cognitivo, y actúa como un escudo protector para la salud y el fortalecimiento del sistema inmunológico.

Nutrir, una gran inversión

Un niño que no recibe una alimentación adecuada es más propenso a la desnutrición crónica, que no solo afecta su estatura, sino también su desarrollo cognitivo y motor. Asimismo, es más susceptible a enfermedades, especialmente las respiratorias. “Es como si los niños empezaran la carrera de la vida en una bicicleta, pero el niño con desnutrición crónica tiene las llantas desinfladas”, compara Paula Escobar.

Los padres y cuidadores deben, entonces, proporcionarles una alimentación saludable en las distintas etapas de la vida, que incluya una variedad de alimentos de todos los grupos alimenticios, como frutas, verduras, cereales integrales, proteínas magras y productos lácteos bajos en grasa.

Datos de un estudio realizado por la Fundación Éxito, muestran que la recuperación de la desnutrición crónica es más efectiva en niños menores de dos años. El año pasado, se recuperó el 52,9 % de los niños menores de 12 meses con desnutrición crónica, mientras que entre los dos y los cinco años, la recuperación la logró el 43,6 %. Este hallazgo resalta la importancia de intervenir en su nutrición en las etapas más tempranas.

En muchos países, la alimentación se piensa como una inversión para el futuro; por eso, los gobiernos promueven esta clase de políticas. De hecho, agrega la directora de la Fundación Éxito,

un estudio de la Universidad Federal de Pelotas, en Brasil, reveló que los adultos que experimentaron desnutrición crónica en su niñez tenían un coeficiente intelectual 14 puntos más bajo, asistieron al sistema escolar cinco años menos y tenían un 54 % menos de ingresos en la adultez.

Independientemente de su lugar de nacimiento, todos los niños y niñas pueden alcanzar un crecimiento saludable si se cumplen las condiciones necesarias, resalta Juan Carlos Burgos, nutricionista de esa misma fundación. Además, una alimentación saludable, a corto plazo, puede reducir la carga en los sistemas de salud al disminuir las enfermedades infantiles, como infecciones respiratorias y diarreicas. A largo plazo también, porque previene enfermedades crónicas no transmisibles, como la diabetes y la obesidad que suponen altos costos.

El problema del hambre no es una realidad distante o ajena. Se estima que el 80 % de la población del país está en inseguridad alimentaria. Algunos departamentos, como Antioquia, han experimentado un aumento en la desnutrición crónica. Adriana Suárez, gerente de MANÁ, señala que regiones como Urabá, Magdalena Medio y Bajo Cauca requieren atención urgente porque son territorios que enfrentan desafíos como la informalidad laboral y la llegada de migrantes con niños en condiciones de vulnerabilidad. “Un acceso equitativo a la educación es crucial para transformar las condiciones en estas regiones”, dice, pues esta mejora el acceso a alimentos y juega un papel vital en la seguridad alimentaria en estas poblaciones.

En conclusión, una nutrición adecuada es un seguro para el futuro de una sociedad. Y garantizar dicha alimentación saludable y promover hábitos alimenticios positivos es una tarea de todos: familia, cuidadores, comunidad educativa y encargados de las políticas gubernamentales integrales.

Desnutrición en Antioquia

1.948

casos de prevalencia de desnutrición
aguda en Antioquia según la semana
epidemiológica 41.

14

muertes se han presentado
por desnutrición durante
2023 en Antioquia.

Beneficios de los programas de alimentación infantil

El retorno social de la inversión en nutrición de programas como los de la Fundación Éxito puede ser de hasta 6,62 pesos por cada peso invertido. Así lo explica Mery Patricia Tamayo, profesora de la Escuela de Finanzas, Economía y Gobierno de la Universidad EAFIT, quien sostiene que “considerando el tiempo promedio de permanencia de un niño en el programa (tres años), descontando la inflación, teniendo en cuenta los años previos al ingreso al mercado laboral, y proyectando un beneficio adicional en el ingreso laboral por 25 años, encontramos un factor multiplicador de 6,62 por cada peso que se invierte en el fortalecimiento de la nutrición infantil”.


Este valor se obtuvo aplicando el modelo Bien+ a los programas dirigidos a la alimentación infantil de la Fundación Éxito. Bien+ es un modelo creado por un equipo interdisciplinario de la Universidad EAFIT del cual hace parte Tamayo, que mide, evalúa y valora el impacto de las organizaciones, tomando en cuenta la generación de valor económico directo e indirecto y las externalidades positivas y negativas derivadas de sus acciones.

LO QUE HAY QUE PREGUNTARSE

¿Qué tanto estamos dispuestos a invertir en tiempo, cuidados y educación para nuestros niños y niñas?

LO QUE HAY QUE PREGUNTARSE

¿Qué tanto estamos dispuestos a invertir en tiempo, cuidados y educación para nuestros niños y niñas?

La nutrición en la infancia influye en el desarrollo físico y cognitivo de los niños y las niñas. Una alimentación adecuada asegura que alcancen su máximo potencial y disfruten de una buena vida.

Por Santiago Cárdenas

Alimentación
balanceada

La niña o el niño es amamantado y recibe una alimentación balanceada.
Sus padres se aseguran de
que obtenga los nutrientes esenciales para un crecimiento
saludable.

• Nace con un peso y una talla adecuados para su edad.
• Crece y se desarrolla de manera saludable.
• Buen estado físico y mental.
• Sistema inmunológico robusto.
• Comienza a caminar y a hablar.

Alimentación
deficiente

No recibe una nutrición adecuada debido a la falta de recursos o conocimiento de sus padres.

• Puede experimentar retrasos en el desarrollo motor y cognitivo.
• Con propensión a enfermedades.
• Puede nacer con un peso y una talla por debajo de lo normal.
• Puede crecer y desarrollarse de manera lenta y deficiente.
• Puede tener un estado físico y mental más vulnerable.

Alimentación
balanceada

Continúa con una dieta equilibrada que incluye frutas, verduras, proteínas y granos enteros.

• Demuestra curiosidad por el mundo a su alrededor.
• Es activo.
• Duerme bien.
• Buen desarrollo motor.
• Mejor rendimiento académico y adaptación.

Alimentación
deficiente

La alimentación inadecuada continúa, y puede mostrar un crecimiento más lento, sufre de anemia y lucha por alcanzar hitos de desarrollo importantes, como caminar y hablar.

• Come de forma irregular
y poco variada.
• Duerme poco.
• Desarrollo motor más lento.
• Crecimiento más lento.
• Dificultades para aprender.
• Comportamiento apagado.

Alimentación
balanceada

Con una dieta rica en nutrientes, sigue creciendo, tanto en estatura como en capacidad cognitiva.

• Rendimiento académico sobresaliente.
• Demuestra energía en actividades físicas.
• Goza de buena salud.
• Óptima salud dental.
• Es sociable y tiene buena autoestima.

Alimentación
deficiente

Dieta pobre en nutrientes y carbohidratos vacíos.
Experimenta dificultades en la escuela y problemas de salud como caries, debilidad ósea y bajo peso.

• Problemas dentales.
• Características como timidez
y soledad.
• Baja autoestima.
• Mayor inclinación a la
depresión y la ansiedad.
• Dificultades en el colegio.

Alimentación
balanceada

Durante esta etapa crucial del desarrollo, sigue consumiendo
alimentos nutritivos.

• Su capacidad de aprendizaje, habilidades sociales y resistencia física son notables.
• Se destaca en deportes
y mantiene un peso saludable.
• Autoestima positiva.
• Futuro prometedor

Alimentación
deficiente

Con una nutrición insuficiente, el niño o la niña enfrenta graves obstáculos.

• Su estatura puede ser considerablemente
más baja.
• Puede tener dificultades en el aprendizaje.
• Evidencia inseguridad y su salud general es frágil.
• Puede tender a la dependencia y la frustración.
• Desarrollo social más lento.
• Futuro incierto.

Las niñas y los niños con buena alimentación tienen más probabilidades de crecer y desarrollarse de manera saludable, tener un buen rendimiento escolar, ser felices y disfrutar de la vida. Mientras que quienes no cuentan con una alimentación adecuada pueden tener problemas de salud, dificultades en el colegio y un futuro más incierto. Según Paula Escobar, directora de la Fundación Éxito, los primeros mil días de vida son determinantes para el futuro de un niño porque en ese periodo, que va desde el embarazo de la madre hasta los dos años del bebé, se desarrollan el 95 % de las conexiones neuronales. Así que garantizar una nutrición adecuada en esta etapa es una inversión a largo plazo en su salud. Adicionalmente, la leche materna constituye el alimento más completo que ofrece la naturaleza porque contiene proteínas, grasas saludables, minerales y vitaminas fundamentales para su desarrollo físico y cognitivo, y actúa como un escudo protector para la salud y el fortalecimiento del sistema inmunológico.

Nutrir, una gran inversión

Un niño que no recibe una alimentación adecuada es más propenso a la desnutrición crónica, que no solo afecta su estatura, sino también su desarrollo cognitivo y motor. Asimismo, es más susceptible a enfermedades, especialmente las respiratorias. “Es como si los niños empezaran la carrera de la vida en una bicicleta, pero el niño con desnutrición crónica tiene las llantas desinfladas”, compara Paula Escobar.
Los padres y cuidadores deben, entonces, proporcionarles una alimentación saludable en las distintas etapas de la vida, que incluya una variedad de alimentos de todos los grupos alimenticios, como frutas, verduras, cereales integrales, proteínas magras y productos lácteos bajos en grasa.

Datos de un estudio realizado por la Fundación Éxito, muestran que la recuperación de la desnutrición crónica es más efectiva en niños menores de dos años. El año pasado, se recuperó el 52,9 % de los niños menores de 12 meses con desnutrición crónica, mientras que entre los dos y los cinco años, la recuperación la logró el 43,6 %. Este hallazgo resalta la importancia de intervenir en su nutrición en las etapas más tempranas.
En muchos países, la alimentación se piensa como una inversión para el futuro; por eso, los gobiernos promueven esta clase de políticas. De hecho, agrega la directora de la Fundación Éxito,
un estudio de la Universidad Federal de Pelotas, en Brasil, reveló que los adultos que experimentaron desnutrición crónica en su niñez tenían un coeficiente intelectual 14 puntos más bajo, asistieron al sistema escolar cinco años menos y tenían un 54 % menos de ingresos en la adultez.

Independientemente de su lugar de nacimiento, todos los niños y niñas pueden alcanzar un crecimiento saludable si se cumplen las condiciones necesarias, resalta Juan Carlos Burgos, nutricionista de esa misma fundación. Además, una alimentación saludable, a corto plazo, puede reducir la carga en los sistemas de salud al disminuir las enfermedades infantiles, como infecciones respiratorias y diarreicas. A largo plazo también, porque previene enfermedades crónicas no transmisibles, como la diabetes y la obesidad que suponen altos costos.

El problema del hambre no es una realidad distante o ajena. Se estima que el 80 % de la población del país está en inseguridad alimentaria. Algunos departamentos, como Antioquia, han experimentado un aumento en la desnutrición crónica. Adriana Suárez, gerente de MANÁ, señala que regiones como Urabá, Magdalena Medio y Bajo Cauca requieren atención urgente porque son territorios que enfrentan desafíos como la informalidad laboral y la llegada de migrantes con niños en condiciones de vulnerabilidad. “Un acceso equitativo a la educación es crucial para transformar las condiciones en estas regiones”, dice, pues esta mejora el acceso a alimentos y juega un papel vital en la seguridad alimentaria en estas poblaciones.

En conclusión, una nutrición adecuada es un seguro para el futuro de una sociedad. Y garantizar dicha alimentación saludable y promover hábitos alimenticios positivos es una tarea de todos: familia, cuidadores, comunidad educativa y encargados de las políticas gubernamentales integrales.

Desnutrición en Antioquia

1.948

casos de prevalencia de desnutrición
aguda en Antioquia según la semana
epidemiológica 41.

14

muertes se han presentado
por desnutrición durante
2023 en Antioquia.

Beneficios de los programas de alimentación infantil

El retorno social de la inversión en nutrición de programas como los de la Fundación Éxito puede ser de hasta 6,62 pesos por cada peso invertido. Así lo explica Mery Patricia Tamayo, profesora de la Escuela de Finanzas, Economía y Gobierno de la Universidad EAFIT, quien sostiene que “considerando el tiempo promedio de permanencia de un niño en el programa (tres años), descontando la inflación, teniendo en cuenta los años previos al ingreso al mercado laboral, y proyectando un beneficio adicional en el ingreso laboral por 25 años, encontramos un factor multiplicador de 6,62 por cada peso que se invierte en el fortalecimiento de la nutrición infantil”.
Este valor se obtuvo aplicando el modelo Bien+ a los programas dirigidos a la alimentación infantil de la Fundación Éxito. Bien+ es un modelo creado por un equipo interdisciplinario de la Universidad EAFIT del cual hace parte Tamayo, que mide, evalúa y valora el impacto de las organizaciones, tomando en cuenta la generación de valor económico directo e indirecto y las externalidades positivas y negativas derivadas de sus acciones.

LO QUE HAY QUE PREGUNTARSE

¿Qué tanto estamos dispuestos a invertir en tiempo, cuidados y educación para nuestros niños y niñas?

LO QUE HAY QUE PREGUNTARSE

¿Qué tanto estamos dispuestos a invertir en tiempo, cuidados y educación para nuestros niños y niñas?

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