Inicio » Cuadro clínico de una democracia en crisis

Estas amenazas ponen en peligro el poder colectivo y la primacía del bien común de una democracia saludable.
Por María Paula Hernández Bergsneider
Una ciudadanía anestesiada es el principal signo de una democracia enferma. Cuando esto se manifiesta en un entorno con desigualdad estructural, pobreza informativa, instituciones frágiles y desconfianza social extendida, la democracia pierde su capacidad inmunológica: ya no puede defender el bien común ni el debate informado, ni los derechos de los ciudadanos. Así se va desarrollando un cascarón formal en el que hay elecciones, pero no participación real; hay Congreso, pero no representación.
¿Tenemos antídotos? Sí, pero requieren de dosis altas de educación crítica para la ciudadanía desde la infancia y medidas curativas como la regulación real de las plataformas digitales, la redistribución del poder político y económico, el fomento de un periodismo independiente y accesible y la priorización de la justicia social como base del pacto democrático.
Desliza para conocer las amenazas





Alertar los síntomas y activar los antídotos habilitarán una educación más crítica, con priorización de la justicia social como base del pacto democrático.