De qué hablamos cuando hablamos de democracia

Aunque es un concepto que todos mencionamos cotidianamente, en muchas ocasiones no le damos su real y amplio significado.

Por Juan Carlos Luján

Muchos investigadores no solo enfatizan los cambios históricos de la democracia, sino que hablan de una crisis democrática en el mundo, y dan sus razones para justificar tal afirmación, como el hecho de que no se trata solo de un asunto de elecciones: es un asunto de respeto a las libertades individuales.

La Real Academia Española recoge que democracia es un término derivado del latín democratĭa, y este a la vez del griego δημοκρατία (dēmokratía), donde dēmos alude a ‘pueblo’ y kratos a ‘poder’ o ‘gobierno’. El primer significado, de cuatro que le otorgan las academias a la palabra, dice: “Sistema político en el cual la soberanía reside en el pueblo, que la ejerce directamente o por medio de representantes”. Santiago Tobón, director del Centro Valor Público en EAFIT, explica que, hasta mediados del siglo pasado, la democracia se reducía a la existencia de procesos electorales para elegir a las personas que representaban a otras en un gobierno, pero que desde la mitad de aquel el concepto cambió.

Sustentado en pensadores como Amartya Sen, premio nobel de economía en 1998, Tobón afirma que la democracia congrega tres elementos claves:

  • La existencia de procesos electorales.
  • El equilibrio de poderes en el Estado.
  • La protección de las libertades individuales.
 

Así, explica que, en el caso del equilibrio de poderes, por ejemplo, este se da cuando existe un respeto a los fallos judiciales o un efectivo control político desde el poder legislativo, mientras que la protección a las libertades individuales se hace tangible en la libre expresión o la libertad de movilidad.

En esa misma línea opina Alejandra Ríos, profesora de Políticas y Desarrollo de EAFIT y directora de Antioquia Visible-Valor Público, quien habla sobre cómo esos elementos interactúan y se complementan. “Las instituciones de la democracia no pueden ser justas y garantes de los derechos sin que entre ellas haya un ejercicio de control de poder, de pesos y de contrapesos”. La democracia incluye las elecciones, pero también la participación de la ciudadanía en otros espacios de poder conjunto que no son las instituciones propiamente formales del Estado. “Los ciudadanos pueden y deben ejercer control político a las instituciones del Estado, poniendo el énfasis según su sector social más relevante: género, diversidad, desigualdad, pobreza o control a los funcionarios, exigencia de rendición de cuentas y de accountability”, dice Ríos. “La democracia requiere de mecanismos de participación y control de los poderes políticos”, agrega.

La democracia es más que elecciones, y no se limita a las instituciones estatales

VERDADES Y MENTIRAS

La democracia encierra valores, fundamentos y principios que, igual que las sociedades, han evolucionado y cambiado. Algunas afirmaciones hoy refuerzan el concepto de la democracia como tal, mientras otras son falacias que se visten de verdad.

Verdadero

• El respeto a los derechos humanos, la participación ciudadana, la división de poderes, el estado de derecho y la rendición de cuentas son fundamentos de un gobierno democrático.

• La renovación política y la alternancia del poder son principios de la democracia.

• Los medios de comunicación y las redes sociales refuerzan o minimizan el impacto de las decisiones de los líderes políticos.

Falso

• Las libertades, por ejemplo, la de expresión, no tienen límites porque la democracia lo permite.

• La opinión de la mayoría es lo justo y lo verdadero.

• La democracia per se garantiza la justicia.

• Votar es suficiente para el ejercicio democrático.

Retroceso democrático mundial

Retroceso democrático mundial

Para el profesor Tobón, vivimos un retroceso democrático en el espectro político. Esto se ha presentado especialmente por dos detonantes. El primero es el éxito relativo que han tenido gobiernos autocráticos, como sucede en China, en Singapur y, en materia de seguridad, en El Salvador. “Generan la ilusión de eficiencia, capacidad de crecimiento económico y demás, pero el problema que subyace es que muchas veces son una autocracia benevolente”, comenta.

En ocasiones son gobiernos que piensan en el desarrollo del territorio, y a la larga pueden verse como eficientes a los ojos del ciudadano, pero al no respetar el equilibrio de poderes, las libertades individuales y promover elecciones periódicas se convierten en nocivos para la democracia. Además, “hay otra cantidad de casos que muestran que las autocracias son nocivas para el desarrollo”, contrario a lo que sucede en las democracias, como se ha demostrado en estudios de investigadores como Daron Acemoglu, Premio Nobel de Economía en 2024 y Pascual Restrepo, economista colombiano y profesor de Yale, quienes concluyeron que la democracia genera desarrollo económico.

El otro detonante es la polarización que se refuerza con el uso de redes sociales, la comunicación engañosa y la desinformación, y que muchas veces es impulsada, incluso, por gobiernos que tienen intereses en desestabilizar democracias. “Esto desnaturaliza las ideologías y los grupos se identifican con personas y extremos, sin conocer lo que representan y lo que hay detrás”, concluye Tobón. Una posible solución sería una adecuada y efectiva educación socioemocional obligatoria que permitiría formar a la ciudadanía para evitar que sea manipulada o caiga en trampas de polarización.

En línea con lo anterior, la profesora Alejandra Ríos indica que los defectos de este modelo surgen cuando los contrapesos no son los adecuados y el equilibrio de poderes flaquea, pero, sobre todo, cuando en la contienda por el poder político gubernamental se olvida que el adversario no es un enemigo. “También flaquea cuando se usa para hacer creer que en el mundo de los asuntos humanos, que es el mundo de lo político, se trata de buenos contra malos”.

La educación y el desarrollo de una cultura política participativa otorga a los ciudadanos las capacidades para entender, proponer, debatir y elegir las mejores opciones en bien de la comunidad. Cada vez la democracia enfrenta más enemigos que la debilitan. El reto es claro y asumirlo es una responsabilidad social.

En definitiva, como lo expresa la profesora Ríos, se trata de un modo de comprender la política en la que importan los individuos pero también las instituciones que ofrecen las reglas de juego que nos permiten convivir con civilidad y respeto por el otro y aquel que es distinto.

“Hay gobiernos en todo el mundo, de derecha e izquierda, que están teniendo tendencias más autocráticas, entendiendo la autocracia como lo contrario a la democracia en su definición más amplia: que incluye, además de procesos electorales, el equilibrio de poderes y la protección a las libertades individuales.”.

Santiago Tobón

Director de Valor Público en EAFIT

Si el equilibrio de poderes flaquea, se rompe el modelo democrático

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