FLEXIBILIDAD LO ÚNICO PERMANENTE ES EL CAMBIO
Por María Antonia Giraldo
La estudiante
Un modelo de educación flexible permite que los estudiantes puedan formarse en lo que realmente les apasiona, con planes de estudio dinámicos y distintas modalidades de aprendizaje ajustadas a sus necesidades. Así debe ser la educación del futuro. A mí la flexibilidad me ha permitido tener lo mejor de dos áreas y combinarlas en mi propósito de vida”.
El experto
Los jóvenes requieren una oferta flexible y personalizada que les proporcione habilidades y compentencias para un mundo globalizado.
Planificar el propio futuro
Durante las últimas décadas, los programas universitarios se han entendido como trayectorias definidas, en términos generales. Sin embargo, nos enfrentamos a dos grandes desafíos. Por un lado, una rápida evolución del mercado laboral, acelerada aún más después de la pandemia y caracterizada por la flexibilización de las condiciones de trabajo a raíz de la transformación digital y la difusión de la inteligencia artificial. Y por otro lado, una gran incertidumbre y diversidad de intereses en los jóvenes a la hora de elegir una carrera profesional. Además, sabemos que van a surgir nuevos tipos de trabajos y van a desaparecer otros.
En el futuro, la educación no será lineal ni acumulativa, como 20 años atrás: los profesionales van a experimentar constantes cambios en sus labores, lo cual los obligará a tener un aprendizaje continuo y dinámico a lo largo de la vida. Esto nos lleva a pensar que tenemos que acompañar a los jóvenes con una oferta flexible y personalizada, que les brinde habilidades y competencias para actuar en un mundo digital y globalizado, con diferentes formatos y métodos de aprendizaje que adquieran competencias transversales, transdisciplinares y transportables de un cargo a otro.
La formación profesional da la capacidad de pensar de muchas formas: de manera algorítmica, crítica y analítica. Y, anclada a esas capacidades de pensar, la educación debe ser flexible para permitir que el estudiante pueda desaprender y aprender, diseñar su plan de estudios y construir su perfil buscando siempre el éxito profesional.
El ejemplo
Educación centrada en el estudiante
Un ejercicio riguroso de reflexión curricular al interior de la Escuela de Ciencias Aplicadas e Ingeniería de la Universidad EAFIT y sus graduados, empleadores destacados y líderes de sectores económicos ha dado como resultado una propuesta de educación más flexible que incrementa el nivel de autonomía de los estudiante de un 25 % a un 48 %. Así nace el modelo de trayectorias, una estructura con bloques autocontenidos de materias optativas, que no solo ofrece una amplia diversidad de opciones, sino un mayor grado de profundidad.
“Con esto superamos el antiguo modelo de cursos electivos. Las trayectorias estimulan una formación más especializada y completa en una subdisciplina en particular desde pregrado, permitiendo que el estudiante se conecte desde el ser con su formación profesional”, explica Ricardo Taborda, decano de Ciencias Aplicadas e Ingeniería de EAFIT. Para establecer una conexión directa con los programas de posgrado están, además, las líneas de énfasis, que constituyen bloques de formación a nivel de posgrado optativos para los estudiantes de pregrado y se eligen en el último semestre de pregrado, permitiéndoles adelantar créditos de una especialización o maestría, a la cual pueden optar más adelante.
Isabel Gutiérrez, directora de Estrategia de EAFIT, cuenta que otras opciones son las certificaciones, espacios de formación a los que pueden acceder tanto estudiantes y graduados de EAFIT como egresados de otras universidades y que permiten actualizar conocimientos en el campo laboral o que, incluso, pueden presentarse como créditos homologables para acceder más adelante a programas de pregrado y posgrado: una nueva ventana abierta de conexión entre la sociedad y la universidad.
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Lo que tenemos que preguntarnos
Lo que tenemos que preguntarnos
¿Cómo integrar el criterio de flexibilidad en los sistemas de evaluación que hoy tenemos?