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Ingredientes para cocinas una democracia

Pensar la democracia como si fuera una preparación gastronómica no es tarea fácil, y mucho menos caricaturesca. Es un ejercicio que lleva a repensar un concepto que solemos dar por hecho, olvidando, al paso, sus matices y complejidades.
Por Jakeline Vidal Ocampo
La democracia varía de un país a otro. Pensarla como algo que se cocina siguiendo una receta nos permite analizar sus ingredientes esenciales y aquellos propios de cada contexto social.
Para ser minuciosos con el símil es necesario precisar que esta receta no reúne una preparación secuencial, tampoco cuenta con una sola forma de hacerse, y las cantidades y medidas son solo un juego de palabras. Pero sí correlaciona el hecho de que la democracia se compone de unos ingredientes mínimos y esenciales, que, en cocción lenta, determinan la manera en que se delega la representación para la toma de decisiones públicas.
Ingredientes mínimos
Ingredientes mínimos
Elecciones libres, periódicas y con garantías, en las que votar sea un acto de decisión, no de resignación.
Reglas de juego, entre instituciones y ciudadanos, estables y constitucionalizadas. Estas no deben cambiar a gusto de los chefs de turno.
Poderes separados para equilibrar el sabor. El poder legislativo, el ejecutivo y el judicial deben trabajar por su cuenta, sin concentrar el rumbo de la receta en una sola mano.
Derechos humanos respetados y garantizados.
El toque secreto: partidos o idearios que representen los intereses colectivos. La preparación puede quemarse cuando se cocina en función de gustos individuales.
Sazonadores
Sazonadores
Mecanismos de participación ciudadana directa y semidirecta: referendo, consulta popular, iniciativa popular, revocatoria del mandato.
Espacios de discusión y decisión democrática más allá de las instituciones estatales.
Educación cívica crítica e incluyente.
La democracia también es un asunto de intensidades: hay algunas más sazonadas que otras.
Para una receta más consistente, agregar:
Para una receta más consistente, agregar:
Diversidad y pluralidad en la representación. Incluir equidad de género, representación indígena y participación de otras minorías.
Garantías para el que piensa distinto. La oposición también debe tener voz.
Ciudadanía activa e informada.
Libertades de asociación, información y expresión.
Prensa libre e imparcial. Esta indicará si todo está yendo bien.
Cocinar una democracia no es solo una reducción de elecciones y votos a fuego alto, como muchos piensan. Es, más bien, una preparación lenta de entrenamiento de líderes y ciudadanos. Tener los ingredientes no basta. En contextos de exclusión, coerción, apatía, desinterés y noticias falsas, la cocción puede verse realmente afectada, y tendremos que estar capacitados para recuperarla.
Fuentes: Esteban Hoyos Ceballos, decano de la Escuela de Derecho; Antonio Barboza Vergara, jefe del Departamento de Derecho, y Nataly Montoya Restrepo, profesora de Derecho de la Universidad EAFIT.