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Por Juan Sebastián Escobar D./ Ilustración: Sofía Mendoza Echeverri
El liderazgo, un auténtico ejercicio de poder, tiene distorsiones y trastornos que no solo afectan a quienes lo ejercen, sino a las organizaciones. ¿Cómo identificarlos y solucionarlos?
Michael Corleone
Michael Corleone no quiere liderar, pero lo hace porque nadie más puede ocupar su lugar. En El Padrino II, su inteligencia lo convierte en jefe indiscutible, pero también lo aísla. Su autoridad es absoluta, pero no inspira confianza. Su familia le teme, pero no lo respeta. A medida que protege su imperio, se encierra en una soledad donde la traición es la única certeza
Michael no es un tirano impulsivo, sino un estratega que ve cada amenaza antes de que ocurra. Pero su dominio se basa en el miedo, y el miedo no construye lealtades duraderas. En cada decisión, asegura su poder, pero pierde todo lo demás. Su tragedia no es la derrota, sino el triunfo vacío. Al final, su legado es un imperio sólido, pero él está solo. La victoria no deja espacio para el amor ni la redención.
Coronel Aureliano Buendía
Aureliano Buendía no persuade, ordena. No busca aliados, sino seguidores. Su destino en Cien años de soledad es el del líder obsesionado con su causa, incapaz de retroceder. La guerra lo forja y lo consume. Acumula victorias, pero su aislamiento lo condena. Cuando su lucha se desmorona, no sabe reaccionar. Sin ella, no se siente a sí mismo, y su legado se deshace en el tiempo.
Su autoridad recuerda a quienes confunden su propia voluntad con la de su pueblo. Creen que el mundo solo existe mientras ellos lo sostienen. Pero cuando desaparecen, la historia sigue sin ellos.
Aureliano, atrapado en su rigidez, enfrenta la paradoja del mando: cuanto más lo ejerce, más vacío queda su legado.
Lo que parecía una hazaña inmortal se borra hasta volverse un recuerdo distante.
Tracy Chapman
Tracy Chapman no lidera con órdenes ni con miedo, pero su voz ejerce una influencia innegable. En Talkin’ ‘Bout a Revolution, su mensaje se alza contra la injusticia sin esperar recompensas. No busca seguidores, pero su canto los convoca. Su convicción es su fortaleza, pero también su carga: sostener una verdad en un mundo hostil es una forma de aislamiento.
Chapman no impone ni manipula, pero su impacto persiste. Su revolución es lenta, pero no se apaga. No dirige ejércitos ni dicta órdenes, sino que desafía el orden establecido con su voz. Su historia sigue viva en quienes resisten, incluso cuando la victoria parece distante. Su aislamiento no viene del miedo ni de la ambición, sino de la certeza de que el cambio es un camino solitario.
En la cultura, la influencia no es un ideal a perseguir, sino una tensión constante entre principios y consecuencias.
Tres figuras enfrentan el desafío de sostener una causa.
Aureliano Buendía impone su voluntad con firmeza, pero su mundo colapsa cuando pierde su razón de luchar. Michael Corleone maniobra con astucia, pero su poder se asienta sobre la traición y el miedo. Tracy Chapman resiste con su voz, pero su desafía la separa del mundo que busca transformar.