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Mito 1
Los likes hacen al líder
Por Salomé Arroyave B.
Cuestión de principios
Tres horas y 45 minutos diarios, es el tiempo que, en promedio, invierten los colombianos en redes sociales, según un estudio de We Are Social Canadá realizado en 2024. Una cifra que ubica a Colombia como el sexto país del mundo con mayor uso de estas plataformas.
El mundo digital es una realidad. Las personas se ocultan, muestran o destacan según sus preferencias y el like es un símbolo de aceptación. Pero ¿es sinónimo de liderazgo? “Es indiscutible que un líder debe tener aceptación”, afirma Jesús Eduardo Briñez, profesor de Educación continua de la Universidad EAFIT, pero también es cierto que las redes sociales pueden contribuir a reforzar el reconocimiento y la representación e incluso generar una sensación de acompañamiento.
Sin embargo, Briñez enfatiza en los demás aspectos de un buen líder: “El liderazgo ético y auténtico imprime sabiduría, justicia y fortaleza. Un liderazgo debe inspirar, ser un detonante para la realización personal y estar direccionado a un bien mayor”, uno para el que la popularidad puede ser una herramienta o consecuencia de la recepción de ideas, pero no una finalidad.
“Creo que pensar en los likes antes que en la ética genera presión social”, explica Briñez y añade que quizás, este supuesto no sea un mito para muchas personas en redes, pero son ellas quienes toman la decisión final sobre los valores y principios con que se identifican en un líder.
“El desafío que tenemos aquellos que queremos asumir un rol de liderazgo es mantener los principios, la ética, la autenticidad y un compromiso por el bien común”, concluye el experto.
Desde esta perspectiva, hablar de “buenos” o “malos” líderes no es del todo preciso. “No es que existan buenos o malos líderes, sino personas en autoridad que ejercen el liderazgo y personas en autoridad que no ejercen el liderazgo”, sostiene Raquel Roldán Yepes, profesora de mercadeo, dirección y liderazgo de EAFIT. Es decir, hay quienes asumen un rol de liderazgo con responsabilidad y conciencia, y quienes, pese a tener una posición de poder, no desarrollan las habilidades necesarias para liderar de manera efectiva.
Cuando alguien en una posición de autoridad trabaja en su empatía, conciencia e integridad, está fortaleciendo su capacidad de liderar de manera sostenible y efectiva.
“Si por el contrario la autoridad se ejerce desde el cumplimiento de meras instrucciones ni siquiera lo llamaríamos líder, lo llamamos jefe que está en ausencia de liderazgo. Esa diferenciación de conceptos es muy importante”, agrega.
De esta manera, los resultados de un líder comprometido y consciente son distintos a los de alguien que simplemente ocupa un cargo. “Ahí sí podemos hablar de resultados buenos o malos. Cuando una persona tiene ausencia de liderazgo, sus resultados no van a ser efectivos ni sostenibles en el tiempo. Por el contrario, el líder que trabaja en sí mismo y pone en práctica habilidades transformacionales, puede lograr altos niveles de motivación y moralidad en las personas que están siendo lideradas”, explica Raquel Roldán.
Por eso, es fundamental comprender que el liderazgo es más que una posición dentro de una organización, es una filosofía de vida, un proceso de aprendizaje continuo, pues los líderes son, ante todo, seres humanos con límites y errores.
De esa comprensión, se asume la decisión de construirse a sí mismos y de construir junto a otros cada día.