Ser jefe es sinónimo de ser líder

La palabra “jefe” evoca con frecuencia la imagen de alguien que impone autoridad, controla o cree saberlo todo. Durante mucho tiempo, esta ha sido la visión tradicional de quien ejerce un rol de poder. Pero el liderazgo no significa solo dirigir, sino también influir con propósito, orientar a un equipo hacia una visión común con claridad y estrategia.

Según Paola Podestá, vicerrectora de Aprendizaje de EAFIT, “jefe es el nombre de un cargo y esto no se relaciona directamente con el liderazgo. Liderar tiene que ver con la experiencia, la formación, la forma de entender el mundo, el momento de vida de cada persona, y en ese sentido no existe solo un tipo de liderazgo. En la medida en que uno comprende mejor la condición humana, adapta su propia humanidad al equipo, a la organización y descubre las necesidades propias”.

El liderazgo es de experimentación, de subjetividad y no de arbitrariedad. Implica leer muy bien al equipo y conocerse muy bien a sí mismo para entender las propias limitaciones. Para ello, la madurez y la humildad son fundamentales, pues permiten asumir los errores y encarar los retos con responsabilidad. “De esta manera, el impacto que tiene un proceso de liderazgo se mide en las transformaciones que genera: en el desarrollo del equipo como personas y profesionales. Suelo decir que uno no tiene al equipo en sus manos, es uno quien está en manos del equipo. Liderar es crear confianza, y eso se proyecta en la organización y en la sociedad”, apunta la Vicerrectora de Aprendizaje.

Ejercer como jefe y no como líder propicia fenómenos como el Dark leadership: ese liderazgo abusivo y poco ético que genera entornos tóxicos y drena la energía de los equipos. “A veces sus daños son profundos y difíciles de reparar. Por eso, insisto, los títulos y las jerarquías nada tienen que ver con el liderazgo. Puedes tener el título más rimbombante y no saber orientar. El liderazgo vive en toda la organización sin necesidad de jerarquías y es un aprendizaje constante”, concluye.